En el año 2025, los incendios forestales se han consolidado como una de las mayores amenazas para los ecosistemas del planeta, la seguridad de millones de personas y la estabilidad económica de múltiples regiones. Desde los bosques boreales de Canadá hasta las sierras de México, el fuego ha dejado una marca indeleble. El cambio climático, la deforestación, el mal manejo del suelo y la falta de prevención son algunos de los factores que alimentan esta crisis global.
Los incendios forestales han dejado de ser eventos estacionales para convertirse en una amenaza sistémica que impacta profundamente en la economía, el medio ambiente y la salud de las poblaciones.
Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), los incendios forestales se han incrementado en un 30% en las últimas dos décadas. Tan solo en 2023, Australia perdió más de 12 millones de hectáreas, mientras que Canadá enfrentó la temporada más destructiva de su historia con más de 17 millones de hectáreas arrasadas. En términos económicos, se estima que los incendios forestales causan pérdidas superiores a los 50 mil millones de dólares anuales a nivel global, incluyendo daños a infraestructuras, salud pública, biodiversidad y emisiones de carbono.
Desde el punto de vista medioambiental, los incendios liberan millones de toneladas de dióxido de carbono, reduciendo drásticamente la capacidad de absorción de carbono de los bosques. En 2022, los incendios en la Amazonía brasileña liberaron aproximadamente 123 millones de toneladas de CO₂, agravando la crisis climática. A nivel social, afectan a comunidades rurales, obligan a desplazamientos forzados y deterioran la calidad del aire de zonas urbanas, como ocurrió en Nueva York en 2023 debido al humo procedente de Canadá.
México no está exento de esta tendencia. En 2024, nuestro país vivió su peor año desde que se tiene registro: más de 1.67 millones de hectáreas fueron consumidas por el fuego. Los estados con mayor incidencia fueron Durango, Chihuahua, Oaxaca, Estado de México y Puebla.
La problemática mexicana se agrava por prácticas agrícolas tradicionales, como la quema de pastizales, y la expansión urbana no regulada. A esto se suma la falta de recursos para brigadas forestales: según datos del Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA), el presupuesto destinado a la prevención y combate de incendios ha disminuido en un 35% en la última década.
La Comisión Nacional Forestal (Conafor) reportó que en 2024 se combatieron más de 8,000 incendios forestales. El 95% de las áreas afectadas correspondieron a pastizales y arbustos, mientras que el 5% impactó la cobertura arbórea. Se estima que el 41% del área dañada requerirá más de cinco años para recuperar su vegetación
Los incendios forestales generan pérdidas económicas significativas. En México, los daños por incendios forestales en 2024 aumentaron hasta un 412% en estados como Oaxaca, donde se siniestraron 160,415 hectáreas. Además, la pérdida de biodiversidad, la degradación del suelo y la afectación a actividades económicas como el turismo y la agricultura representan costos adicionales difíciles de cuantificar.
El estado de Puebla enfrenta en 2025 una de las temporadas más severas de incendios forestales en su historia reciente. En respuesta, el gobierno estatal ha desplegado una serie de acciones concretas:
- Creación de la Policía y Guardia Forestal: implementada en municipios críticos, enfocados en prevención, vigilancia y respuesta rápida.
- Inversión para reforzar el monitoreo satelital, la capacitación de brigadistas y la adquisición de equipos, incluyendo un helicóptero para el combate aéreo.
- Campañas de concientización y educación: dirigidas a comunidades rurales para ofrecer alternativas a las quemas agrícolas y fomentar prácticas sostenibles.
Los incendios forestales representan una crisis multidimensional que exige una respuesta coordinada y urgente. Solo a través de un enfoque integral y colaborativo se podrá mitigar el impacto de los incendios forestales y proteger la salud, la economía y el medio ambiente. Lo que ocurre en Canadá afecta la calidad del aire en Estados Unidos; lo que arde en la Sierra Norte de Puebla pone en riesgo el equilibrio hídrico del centro de México. Lo vimos esta semana, un incendio en Libres tiñe de naranja a la Ciudad de Puebla. (Santiago S. León) (Fotografía de Mohamed Nohassi, con Licencia Unsplash+(
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